Te han diagnosticado de depresión.
¿Qué significa? ¿Qué puedes hacer?
Los trastornos depresivos tienen su apartado en el DSM-V, que es el libro que recoge los criterios diagnósticos para los diferentes trastornos.
Pueden haberte diagnosticado de Trastornos de desregulación disruptiva del estado de ánimo, trastorno de depresión mayor, trastorno depresivo persistente (distimia), trastorno depresivo especificado, no especificado, entre otros.
Y una vez que el médico de cabecera, el psiquiatra o el psicólogo te da el diagnóstico ¿qué haces?
Suelen mandarte medicación, quizás te digan que con medicación se te irá, que no necesitas terapia, que la terapia no funciona, que la solución es medicarte.
Es importante pedir ayuda psicológica. La terapia es clave para reparar la base detrás de la depresión. Puede que sea necesaria un poco de medicación, una dosis baja o media para ayudar a tu cerebro a sostener el día a día mientras vas trabajando en terapia.
La terapia sí funciona.
La depresión es la cara externa de una herida interna profunda.
La depresión y sus síntomas no aparecen sin más, no surgen al azar.
Los síntomas de la depresión como son la falta de energía, el cambio en los hábitos de sueño, de alimentación, la ansiedad, la desgana, el agotamiento, no poder tirar del cuerpo, que la vida pesa, que para qué, sentirse que uno no vale para nada, que se quiere morir, que no ve esperanza ni la siente, que incluso quiere hacerse daño,…
Todos estos síntomas no tienen nada que ver, como algunas personas pueden creer, con una elección, falta de fuerza de voluntad, falta de coraje, no hacer nada para salir, con amargarse la vida y no saber o no querer ser feliz. Decirle esto a alguien que sufre una depresión es ignorar lo que están viviendo, llega a ser hasta cruel.
En la depresión la persona no puede más, su cuerpo y su cerebro están agotados, han intentado tirar hacia delante durante demasiado tiempo sin recibir la ayuda terapéutica necesaria y adecuada; demasiado tiempo aguantando, quizás callando y ya no pueden más.
Las heridas emocionales requieren de una intervención psicológica específica que incluya al cuerpo y al cerebro. En la depresión es necesaria una intervención de este tipo.