Acoso escolar

Es alarmante la cantidad de casos que llegan a consulta de niños y adolescentes con diversos síntomas y lo que hay detrás es acoso escolar.

 

Los niños y adolescentes acosadores estan aterrorizados, suelen vivir abandono, negligencia y humillaciones en el seno familiar. En los colegios se mira hacia otro lado, en muchos casos se niega, en los casos que se llega a admitir ha pasado demasiado tiempo. 

Los niños y adolescentes que sufren acoso escolar viven un infierno que deja graves secuelas a lo largo de su vida. Los síntomas que presentan son diversos, pueden ir hacia la hiperactividad y como me decia un chaval, “aquí la única fórmula es dar miedo y ser agresivo para que dejen de pegarme”; hay más agresividad, cambios de humor, querer estar solo, encerrarse en su mundo, dejar de confiar en los padres (“no se enteran, creen que me lo invento, no me atrevo a decirselo, creeran que soy débil, que es por mi culpa, etc.”). 

El otro lado hacia el que se va es hacia la hipoactivación, es decir, el niño y adolescente, se retrae, se muestra muy tímido, callado, reservado, se aisla, suele mirar al suelo, bajar la cabeza, no suele tener muchos amigos, a veces puede sacar buenas notas como refugio y también puede dejar de estudiar, concentrarse. Aquí también habrá sentimientos de soledad, de no poder decírselo a nadie, quizás lo hayan intentado, pensar que no le van a creer, que es débil, etc.

En ambos casos el sentimiento es de no valer, de ser tonto, una gran baja autoestima.  El chaval puede llegar a lesionarse y a pensar en el suicidio. El riesgo de suicidio es elevado.

Como padres es muy importante estar atentos, construir en la infancia buenas vías de comunicación para que en la adolescencia se sigan fortaleciendo. Si no se aprender a dialogar, confiar y comunicarse en la infancia, no se hará en la edad adulta. Y el mensaje de “te protejo”. A veces, aun queriendo tanto al hijo/a, uno se vuelve sordo y ciego, es engullido en el día a día, el estrés, el trabajo, los pagos, etc.

Como educadores, proteger, restablecer el equilibrio, no permitir el acoso. El colegio tiene la responsabilidad de ser un lugar SEGURO, donde CRECER,

APRENDER, donde FORMARSE.papa e hijo manos juntas