El hábito de ponerse en lo peor es preocuparse por lo negativo que podría pasar. Es vivir en el futuro.
Es un hábito que te tiene en alerta, viviendo con miedo, con angustia. Es un sin vivir, una adicción.
Ponerte en lo peor no te protege del dolor ni de lo que pueda ocurrirte a ti o a los que quieres.
En realidad, pasan dos cosas:
1. Estas cerrando también la puerta a todo lo bueno que la vida tiene para ti, y siempre tiene mucho bueno.
2. Pones en peligro a los que quieres al estar siempre pensando en lo peor que puede ocurrirles, en lugar de confiar en lo que les guía en la vida.
Es vivir desde y en el miedo constante, y donde hay miedo no puede entrar el amor. Y necesitas elegir entre el miedo y el amor.