El estilo pasivo agresivo en las relaciones de pareja hace mucho daño.
La persona deja de hablar, se aleja, algo le ha molestado, le ha dolido, las cosas no son como quiere y castiga al otro con su alejamiento. Esto es una forma de agresividad y violencia.
Es muy importante reconocer este comportamiento en uno mismo/a y en la pareja. Esa conducta es una forma de castigo al otro desde un adulto infantil, inmaduro emocionalmente.
Los adultos maduros se enfadan, se comunican y encuentran vías de negociación, de acuerdo, hay flexibilidad, acercamiento y expresión. Los adultos infantiles tienen rabietas, “ahora no te hablo, ahora eres el mejor, ahora el peor, ahora te quiero, ahora no“, si no haces lo que ellos quieren.
Aprende a distinguir lo que es tuyo emocionalmente y lo que es del otro y a poder comunicarlo.
Es una conducta que hace daño al otro y también a uno mismo. Este comportamiento se aprende antes de los 7 años. Cuando te alejas del otro, lo apartas de ti, en la superficie sientes enfado, rabia. Tu mente además busca rápidamente explicaciones que justifiquen tu alejamiento. Y detrás está el tremendo dolor, la herida abierta una vez más.
Ese comportamiento es la mejor manera que encontró el niño/a de protegerse de tanto dolor y seguir adelante con la vida.
Cuando uno puede reconocerlo es motivo de celebración y de curiosidad a seguir indagando en la herida detrás.
¡¡¡ Nos hacemos tanto daño!!! ¡Y muchas veces incluso queriendo al otro!