Ejercer la labor de padre y de madre educador es un gran reto, hay mucha falta de información, información contradictoria, y además, en el momento en que ERES padre/madre todo el mundo sabe que hacer, que se tiene que hacer, como hacerlo, todos parecen expertos menos uno.
Y digo ERES padre/madre porque es una cualidad del ser, es algo profundo, de tu ser, de tu alma que te acompaña toda la vida.
Como padre y madre hay mucha vulnerabilidad que no se admite en la sociedad ni en el entorno. Hay muchos momentos de incertidumbre, desesperación, miedo, inseguridad, etc. Muchos momentos en que lo conocido llega a un límite. Mucha falta de apoyo y miles de ojos alrededor juzgando, opinando,….
Hay padres a los que, por sus carencias y biografía de vida, se les da mejor la niñez de sus hijos y tienen más dificultades en la adolescencia; hay otros padres a los que se les da mejor la adolescencia y les resulta más difícil la infancia. Es necesario ser conscientes de eso, dónde es más difícil, dónde hay mayor reto para ti como progenitor.
En la adolescencia de los hijos se recoge lo que se sembró durante su infancia: la comunicación y expresión emocional que se enseñó y se practicó, o no; los límites constructivos; los límites invasivos y asfixiantes; la agresividad; la autoridad dañina, etc.
Es muy doloroso de reconocer a veces, los hijos/as llevan el copyright de los padres, el sello de sus padres, son modelados por sus padres. Las palabras, frases que le repites a tu hijo desde pequeño se convierten en su futuro; tus actitudes se convierten en su futuro; tus carencias en los pilares de quien llegaran a ser.
Los hijos/as están sometidos a muchas presiones desde bebes y ni su cuerpo ni su cerebro están preparado para ello, por lo cual habrá un coste. El pago por ello no es inmediato, va saliendo con los años, a veces antes y otras veces después de 20 años o más.
Un niño (también el adolescente) debe “-poner- en armonía las tareas que se le presentan por las demandas (necesidades) internas y por el mundo externo (exigencias externas)”. Otto Fenechel, 1945 (médico y psicoanalista).
Venimos de generaciones donde el reto estaba en mantenerse vivo, mantener vivo a los hijos/as. Esa es una realidad que se impone. Y donde la autoridad era imponerse, la ley de la sin razón, “sí porque lo digo”, “es así porque lo digo yo que soy tu madre/tu padre”, etc. Hoy en día ya sabemos las consecuencias de ello, el destroce y la infelicidad que supone para esa nueva generación. También sabemos las consecuencias de ser padres colegas, sin límites, sin ejercer una autoridad sana.
Cada hijo/a es un reto, un reto maravilloso para mostrarte aspectos de ti mismo/a desconocidos, ignorados, tapados.
Como padre y madre es necesario aprender, aprender mucho para dar las mayores oportunidades a la nueva generación y a ti mismo/a. Aprender:
– A gestionar el tema de los propios límites para enseñarlos;
-La relación con la propia autoridad y vulnerabilidad;
-Sobre la repetición de patrones de familia de origen;
-Las cuestiones personales de apego no resuelto de la infancia y que se arrastran a lo largo de la vida;
–Emociones no integradas ni expresadas;
-Creencias limitables de uno mismo y/o del mundo;
-Traumas personales y/o de la familia de origen, etc.
–Aprender a gestionar todo aquello que hace que como progenitor no puedas estar disponible, en tu autoridad, receptividad, en contacto con tus emociones, vulnerabilidad y fuerza interna.
– Aprender a escucharte, escuchar tu cuerpo y escuchar y escuchar a tus hijos/as a través de todas las maneras que tienen de comunicarse.