Hemos llegado al extremo de usar la TV y la Tablet para que los niños se calmen, no hagan ruido, se duerman, dejen de llorar, etc. Somos conscientes de las consecuencias de ello; de la hiperactivación que produce en sus cerebros; del fracaso en el vínculo y en la comunicación.
La herramienta más efectiva y valiosa para calmar, regular el estado físico y emocional de un niñ@ es su familia, sus padres, su madre (madres), su padre (padres): el tono y los matices de la voz, la mirada, los gestos, el regazo, el tacto, la suavidad, el respeto y la paciencia.
La clave es preguntarte: que te pasa a ti como progenitor cuando tu hij@ necesita que le ayudes a dormir, a calmarse; que sientes; donde y como aprendiste a que tu no eres suficiente, a agobiarte, a evitar y huir, a tener miedo. Donde comenzó esa historia tuya que te invalida en el presente con tu hij@. Esa es la clave y se puede cambiar.