Una situación de estrés puntual no supone un problema para el organismo, nuestro cuerpo está preparado para ello. El problema surge cuando la situación estresante se mantiene en el tiempo
y ante los primeros síntomas de nerviosismo
(alteración del sistema nervioso) no se hace nada.
Comenzara la ansiedad y se va generando un trastorno psicosomático con alteraciones en las funciones mentales (concentración, memoria, atención, etc.) y a nivel orgánico (alteraciones del sueño, alteración del ritmo cardiaco, dificultades con las digestiones, colon irritable, dolor de estómago, etc.).
El cuerpo en su sabiduría manda señales:
- Ante las primeras señales de estrés (alarma), el cuerpo se prepara para lo que pueda ocurrir igual que en el mundo animal, para la acción (ataque o huida) o congelación (parálisis, bloqueo, no acción) y esto lo hace gracias a la liberación de determinadas hormonas por las glándulas endocrinas.
- El cuerpo, siguiendo su inteligencia innata, irá reparando los daños que haya podido causar la situación de estrés para estar preparado y volver a la posición de equilibrio.
- Cuando mantenemos la situación de estrés, el cuerpo no puede disponer de la energía ni el tiempo para repararse, entra en resistir, aguantar, la tensión continua, va surgiendo el agotamiento, el cuerpo comienza a usar muchas de las reservas de mineral, aminoácidos, azúcares, etc. Si se sigue manteniendo la situación surge un trastorno psicosomático, las alteraciones tanto mentales, como orgánicas y emocionales ocurren: úlceras, dolores de cabeza, estrés premenstrual, dolores de regla, dolores de espalda, alteraciones del ritmo cardiaco, asma, hipertensión, bajadas de tensión, trastornos de la piel, picores, dolores, estreñimiento, diarrea, el sistema inmunológico se deprime; estado de preocupación, desazón, angustia, fatigabilidad; dificultad para concentrarse, irritabilidad, cambios de humor, tensión muscular, alteraciones del sueño (incluye la dificultad para conciliar el sueño y para tener un sueño reparador sin despertarse varias veces por la noche).
Hay diferentes focos de estrés: estrés ante situaciones vividas que no han podido ser digeridas ni expresadas; muerte de seres queridos o personas cercanas; estrés laboral; síndrome de burn out (agotamiento laboral, también llamado fatiga laboral crónica); estrés en la relación de pareja; estrés ante muchos focos de atención (la sensación prolongada de no llegar a todo); etc.