Para escucharte y verte necesito crear espacio dentro de mí. Ese espacio lo voy ganando conociéndome a mí misma, teniendo la experiencia de escucharme y verme a mí.
Eso requiere silencio, hablar menos.
Me contaba un paciente que comenzaba a darse cuenta de esto en un viaje que hizo, y escuchaba a los pasajeros de al lado hablar y hablar. Ese tipo de hablar que teme al silencio, al vacío creativo, que por compromiso le hace hueco a la respiración superficial y sigue, sigue y sigue el bla, bla, bla….
“En ese momento me di cuenta de la diferencia entre comunicarse y hacer ruido”.
Sí, es muy diferente. El hablar sin parar es un mecanismo para no sentirse a uno mismo, no sentir el tremendo vacío dentro, la carencia y se rellena, nunca es suficiente, nada sacia completamente.
Comunicarse es encontrarse con el otro, es verle, darle espacio en mi vida, en el aquí y ahora, quizás sólo por un momento, quizás para mucho…