El bebé y el niñ@ aprenden a estimarse en la mirada de su figura de apego, mamá, papá y entorno significativo como abuel@s, tí@s, profes, niñera, nanny, herman@s, compis de clase.
Ahí va aprendiendo a auto estimarse, a tener una estima y valoración sana de sí mism@.
“Ser rechazado o despreciado por alguien cuyo afecto esperabas es una herida traumática. Esta agresión menos flagrante que una violación o que una escena de horror es mucho más traumatizante, ya que, como es poco consciente, resulta más difícil de analizar y nos protegemos menos de ella.” Boris Cyrulnik (2013).
Ese trauma silencioso re-surgirá cada vez que nos acerquemos al amor, a ser querid@s, a recibir. Las relaciones de pareja se hacen difíciles, buscamos relaciones de evitación, de lucha de poder, de enfrentamiento, de maltrato, relaciones de pareja que duelen y no tienen nada que ver con el amor, con la intimidad, con recibir, con ser amados.
El trauma en el amor se interpondrá.
También afectará a la relación con los hijos:
-Quizás un@ de los hij@s se convierta en nuestr@ aliad@, cómplice, confidente, crearemos una relación insana con ese hij@ que parece comprendernos y con quién parece más fácil;
-Si hay más hij@s, con otr@ tendremos el conflicto, re-viviremos el trauma, la herida sangrante que proyectaremos en ese otr@ hij@.
Y la familia, las relaciones de pareja se convierten entonces en un valle de lágrimas, en lugar de una bendición, un apoyo, fuerza, intimidad, creatividad, riqueza, prosperidad,….
Esos “minúsculos desgarros cotidianos han construido en su alma (el alma del niñ@) una representación de sí mismo”….negativa, destructiva de su auto estima… “algo así como: ya veo que te decepciono….No estoy a la altura de tus sueños…Es normal que me desprecies…” Boris Cyrulnik (2013).
Las creencias que pueden surgir de ahí son muchas más: “nadie me querrá, soy inútil, soy tont@, soy un desastre, perezos@, vag@, mal@, no valgo….”
“….Los hermanos, los compañeros de escuela, los enseñantes, cualquier persona significativa para él (el niño) tienen el poder de hacerle interiorizar una imagen desvalorizada de sí mismo.” Boris Cyrulnik (2013).