La traición dentro de la familia es un trauma que deja huella en lo más profundo de nuestro ser.
Aprendemos a desconfiar y a sentir vergüenza como una piel de la que no podemos desprendernos.
No importan los éxitos que consigamos, lo que hagamos, algo permanece roto dentro. Nos vemos privados de la experiencia de relax y calma al poder sentir confianza por aquellos en nuestro círculo íntimo. Nos vemos privados de la dicha de sentirnos en la propia piel, ser yo, sin sentir una vergüenza intrínseca difícil de explicar, vergüenza por ser, existir, respirar.
Aquí os dejo esta excelente explicación de mi querida maestra Anabel González Vázquez, Psiquiatra y Psicoterapeuta. Escrito de varios libros, el último en 2017, “No soy yo. Entendiendo el trauma complejo, el apego, y la disociación: una guía para pacientes y profesionales”:
“Lo más traumático para el ser humano es la traición: el daño que viene de aquellos en quienes se suponía que podíamos confiar. Que alguien externo a nuestro círculo de confianza nos haga daño, es algo en cierto modo esperable. Por eso formamos grupos, con los que establecemos vínculos, y dentro de los cuales nos sentimos protegidos de “los otros”. Pero que la amenaza esté en casa, que proceda justo de dentro de nuestro grupo de pertenencia, de las relaciones más estrechas, íntimas y significativas, es algo que puede ser más complicado de asimilar.
Freyd ha estudiado los traumas de traición, señalando que los eventos asociados a este elemento generan más verguenza, y más disociación.
Platt & Freyd (2015) Betray My Trust, Shame on Me: Shame, Dissociation, Fear, and Betrayal Trauma. Psychological Trauma: Theory, Research, Practice, and Policy. American Psychological Association, Vol. 7, No. 4, 398–404. “