Esta es una etapa muy importante en el desarrollo de los hij@s.
En este artículo me centro en la relación madre e hija, en los próximos: en la
relación de los padres e hij@, en la relación padre e hijo, madre e hijo y padre e hija.
La relación madre e hija cambia al entrar la hija en todos los cambios físicos y hormonales de la pubertad, y con ello, la entrada en la etapa de la adolescencia.
La hija adolescente está en la búsqueda de su individualidad, de su identidad, en construir su Yo. Para ello, la hija necesita alejarse de mamá, diferenciarse de ella, necesita retar a la mamá, llevarle la contraria.
Este es un proceso crucial que todo ser humano necesita realizar, si no se da en esta época, tendrá que darse posteriormente para poder alcanzar la madurez emocional y psicológica.
Esta etapa mueve memorias, recuerdos inconscientes en la madre, como fue su pubertad y adolescencia, la madre lo proyectará en su hija y será muy difícil controlarlo. La madre es un espejo para la hija, y la hija para su madre:
-Aparece la sensualidad y la sexualidad con fuerza en el cuerpo de la hija. Esto mueve estos temas en la mama, cuál es la relación de la mama con su propio cuerpo, con su sensualidad y con su sexualidad;
-La libertad de su hija, la mujer en que se está convirtiendo pueden generar en la mamá celos, enfado, rabia, frustración, competición, aunque también esté contenta de ver crecer y desarrollarse a su hija.
Competir con su hija hace daño a las dos, la mamá es una adulta ahora, no una adolescente, con todo lo que ha desarrollado de ella misma hasta ahora y lo que todavía no.
-El miedo a todos estos cambios en su hija, puede hacer que la mamá se vuelva controladora, queriendo someter y controlar a su hija. Puede que la espontáneidad, la risa, el juego, la diversión, si todavía se mantienen desde la infancia, ya no sean admitidos igualmente por mama.
El hecho de tener estos sentimientos no es negativo ni es un problema, es humano. Esos sentimientos tienen que ver con la historia de la madre y pueden llevar a la madre a una crisis personal. El conflicto surge cuando la mama lo siente, lo vive y lo actua, lo pasa a la acción de diferentes maneras, rivalizando con su hija, criticándola, encontrando faltas en su hija, en la estética, en su forma de vestir, en su pelo, miradas, gestos, etc.:
“Después de todo el esfuerzo, la dedicación, tiempo dedicado a prepararte, a darte todo lo que no tuvimos nosotros, no tuve yo, puede parecerte injusto, yo soy tu madre, ya lo entenderás, todo lo que hago lo hago por amor, lo hago por tú bien, porque te quiero, por ti. Si me quisieras lo entenderías. Si supieras el daño que me haces, lo que me haces sufrir. ¿Dónde vas con esas pintas, con ese pelo? etc…”
Es necesario como mama superarlos ya que sino se convertirán en un muro entre madre e hija y harán daño a las dos.
La hija no tiene que convertirse en mamá, ni ser una copia de ella, sino un original, ser ella misma.