Los encuentros familiares son una buena oportunidad para testar los progresos que has hecho en la conquista de la verdad de quien eres y en la construcción de tu identidad.
Cinco puntos a tener en cuenta para que la experiencia sea positiva:
- Ahora eres un adulto y puedes quedarte sólo con las emociones tuyas, con tus pensamientos y sensaciones. Quedarte con lo tuyo y dejar al otro -tu padre, madre, herman@s, cuñad@s,… con lo suyo.
- Dentro de ti hay emociones y sensaciones físicas antiguas, de la etapa en que dependías de tu familia y que no se corresponden con el momento presente. Al estar con la familia, en el entorno familiar surgen, con más o menos intensidad, bloqueando al adulto que eres hoy.
- En el entorno familiar es muy difícil mantenerte presente desde el adulto que eres, el rol consciente e inconsciente que tenias en la familia (creencias que tenían y seguramente sigan teniendo de ti, expectativas sobre ti, sobre los hij@s, los hombres, las mujeres,..) se activan y te alteran, cambiando tu comportamiento, forma de hablar, sensaciones,…
- Observa: 1. Cuánto tardas en empezar a sentirte incomod@, a desestabilizarte; 2. Qué hábitos has desarrollado para negarte el malestar, para huir de lo que estás sintiendo, es decir, qué comienzas a hacer, qué comienza a indicarte que no estás bien.
- Qué recursos ya tienes, ya usas para estabilizarte emocionalmente, para cuidarte, para poner límites, para mantenerte en contacto contigo. ¡Úsalos!