Hay días que te sientes rabiosa/o, enfadada/o, con ganas de guerra, y no sabes por qué.
No hay nada concreto de lo que te des cuenta que puede estar relacionado con esa rabia.
Está ahí y no se va a ir, quiere salir, quiere expresarse.
Esos días ES IMPRESCINDIBLE no disparar esa rabia en el otro: los hijos/as, pareja, padres, hermano/a, amigos, el camarero/a de turno, dependiente/a, otro conductor, empleado/a, etc. Cayendo en la dinámica de dejarte llevar por la rabia y echarla en el otro alimentas tu drama, ese círculo vicioso de hacer daño a otro para sentir alivio. Y luego la culpa, el malestar, las promesas de no volveré a hacerlo. Aunque vuelve a ocurrir una y otra vez.
La responsabilidad de como te sientes es tuya y lo que haces con lo que sientes también.
¿Qué puedes hacer?
1. Aprender a reconocer los primeros síntomas de cuando empiezas a sentir ese hormigueo de la rabia. No dejes que siga subiendo en intensidad, distrae la atención de esa rabia que comienza a subir y haz cosas que te ayuden a regularte.
2. Ten una lista de cosas que te pueden funcionar. Generalmente cuando empiezas a sentir la activación de la rabia no te va a ayudar intentar estar tranquilo, relajado o reflexionar, hay demasiada activación en tu sistema. Ejemplos de actividades: puedes ir a caminar rápido; darte una ducha alternando agua fría y caliente; hacer respiraciones conscientes mientras miras a tu alrededor, observando lo que te rodea, los colores, los objetos; hacer actividades mecánicas, arreglar algo, limpiar, etc.
3. Para estar presente con la emoción de la rabia y dejártela sentir sin actuarla, sin llevarla a la acción, y conectarla con lo que te vaya surgiendo internamente, necesitas práctica. Así que esto al principio no te vale.
4. No funciona darle más voz a esa rabia, como buscando un amigo que te diga que tienes razón, hacer cualquier actividad que active más esa rabia.
Y todo ello llévalo a tu sesión de terapia, donde puedas ahondar en qué dispara esa emoción de rabia, esa dificultad de contención, de regulación, esos cambios. Tiene solución.
Sentir rabia no es un problema, es parte de ser humano, es una emoción necesaria. Ahora la dificultad para expresarla y vivirla sanamente requiere ayuda.
Y sanar ese comportamiento dañino para ti y los demás es liberador.
