Dolerse por los planes y sueños que teníamos y que no son en este momento, lo que ya no podrá ser y se habían convertido en depositarios de nuestra identidad, sentido de la vida.
Sentir ese dolor, esa pena, tristeza, rabia.
Poder soltar esos planes.
Estar en el vacío que surge, en esa creencia de no identidad, no se quien soy, cual es la dirección, que hago, en la necesidad de rellenar. Y desde ahí, la apertura, la creatividad, el yo y el otro, el encuentro.
“Debemos estar dispuestos a renunciar a la vida que habíamos planeado para poder vivir la vida que nos espera”.
Joseph Campbell