Muchos trastornos de alimentación vienen de los primeros meses de vida. El bebe necesita alimentarse, los progenitores confunden las señales del bebe.
No entran en sintonía con el bebe y le dan de comer cuando el bebe lo que está necesitando y pidiendo es alimento de abrazos, mimos, miradas atentas, caricias, masaje, palabras suaves y amorosas, ser acunado. La piel del bebe pide a gritos sintonizar con sus progenitores, pide alimento como el estómago.
Cuando nace el bebe surge la obsesión de si come bien o no, si coge peso o no, que cuánto pesa,… Y se pasa por alto algo tan crucial como que la comida está totalmente conectada con el afecto para el bebe. Si el bebe recibe ese alimento afectivo no hay problemas con la comida ni con el peso.