Trauma
El trauma puede ser definido de diferentes maneras. El contexto, las circunstancias en que ocurre una situación perturbadora de intensidad emocional es lo que marcará que sea traumática.
Esa huella se queda profunda en la psique y puede tener muchas y variadas consecuencias: dolores físicos, irritabilidad, explosiones de enfado, ira, adicciones, ansiedad, angustia, dificultad de atención y concentración, alteraciones en el sistema nervioso, bloqueo emocional, estrés, pérdida de interés,…. La medicación no lo soluciona.
Las experiencias traumáticas dañan la percepción que se tiene de un@ mism@ , del otro y del mundo; también la sensación de seguridad, protección y bienestar.
El trauma puede ocurrir en diferentes momentos de la vida, como en la etapa pre-verbal generando impacto y estrés en el sistema nervioso del bebé, durante la gestación, en el parto, post parto, intervenciones quirúrgicas, prematuros, estancias hospitalarias,..
Estas experiencias, aunque hayan ocurrido en la etapa pre-verbal, pueden, en palabras de Cristina Cortés (Psicóloga y Trainer en EMDR Infantil) “instalar creencias de “estoy en peligro, no soy querido…”
Los traumas tempranos considerados “menores” también son relevantes, pueden causar síntomas persistentes que empeoran al pasar el tiempo: muerte de un animal doméstico, familiar (abuel@, ti@. Por supuesto la muerte de un progenitor es un gran impacto); bulling o acoso escolar; críticas en público, de un profesor@ delante de compañer@s o de algún progenitor o familiar; empujar a comer; gritar; operaciones, accidentes; tener piojos, ponerse gafas, atragantarse con algún trozo de comida; La vulnerabilidad de los niñ@s al trauma es mayor que l@s adult@s, en los niñ@s estas experiencias que impactan suponen una amenaza a su vida, afectando a su desarrollo, a los retos que tendrían que conquistar y al desarrollo de su cerebro, mientras que en el adulto el trauma altera cómo se organiza su cerebro, ya está desarrollado.
El trauma también ocurre en la etapa adolescente y como adulto. Además, es importante recordar, que el cerebro y el cuerpo acumulan el trauma vivido, no se va por si solo, ni con medicación (aunque se puede notar mejoría o alivio momentáneo) y puede expresarse en cualquier momento de la vida donde vuelve a ver una experiencia estresante intensa, como tener un hijo, una separación, una accidente, muerte cercana, pérdida del trabajo, etc. Entonces será difícil para la persona recurrir a recursos y estrategias para afrontar los retos y/o malestar psicológico emocional que está afectando a su vida o alguna área en concreto en ese momento, ya que el sistema interno puede verse colapsado.
“Trauma es cualquier hecho que ha tenido un efecto negativo duradero”. Francine Shapiro
“Un trauma no es un acontecimiento exterior que vive un paciente, sino que es la respuesta que el paciente produce en defensa de esa agresión externa. El trauma afecta de tal manera a la salud, la seguridad y el bienestar de la persona, que ésta puede llegar a desarrollar creencias falsas y destructivas de sí misma y del mundo. Por lo tanto es algo que hay que tratar desde su origen”. Guillermo Mattioli (presidente de la sección de Psicología Clínica, de la Salud y Psicoterapia del COPC).
“El trauma no es una enfermedad sino más bien una experiencia humana enraizada en los instintos de supervivencia.
El trauma no es lo que sucede con nosotros, sino aquello que retenemos internamente en ausencia de un testigo empático.”
Peter Levine
“…las experiencias traumáticas dejan huella, tanto a gran escala (en nuestras historias y culturas) cómo cerca de nuestro hogar, en nuestras familias con oscuros secretos que pasan imperceptibles de generación en generación”. “También dejan huella en nuestra mente y en nuestras emociones, en nuestra capacidad de disfrutar y de mantener relaciones íntimas, e incluso en nuestra biología y nuestro sistema inmunológico”.
- V. der Kolk