Las memorias que vas instalando en tu cuerpo de bebe y de niño/a predicen cómo te relacionarás contigo misma/o y con los demás. Esas memorias se convierten en biología, alteran la postura, lo que permites que te llegue y lo que mantienes alejado de ti.
El amor, cariño, cuidado, apoyo, tacto que dejaras que te llegue y lo que no; predecirá lo que te permitirás recibir desde tu cuerpo y lo que no.
El ser reconocido/a desde pequeña/o es crucial. Ese reconocimiento, mirada o su carencia definirán tu manera de moverte, lo que haces, cómo te sientes.
Y esa es la base de la autoestima, el autocuidado, el autoreconocimiento y el amor a ti misma/o.
Presta atención a tu cuerpo, a cómo te sientes, a qué te llega y qué no; qué puedes sentir y qué no.
Gracias a la plasticidad de tu cerebro, es posible aprender en cualquier momento de tu vida.
Me viene a la mente esta frase con la que titulo su libro Óscar Aibar (director de cine, guionista de historieta, realizador de televisión y escritor español):
“Tu mente extiende cheques que tu cuerpo no puede pagar”