“No solo me devolviste la creencia en los sueños sino que tú eres aún más maravilloso que mis sueños”. Susan Polis Schutz (A mi amor, 1999).
Una pareja real, de carne y huesos, requiere renunciar a la pareja idealizada, soñada.
A veces tenemos en nuestra cabeza una idea de la pareja perfecta, cómo es, cómo respondería, cómo te complementa, cómo te conoce perfectamente, cómo no se le ocurriría hacer/decir determinada cosa y cómo por supuesto adivinaría, sabría lo que te pasa, qué decir, qué hacer, ……
Es una pareja perfecta y no es real.
Y cuando te quedas en una relación real comprometid@ con la pareja en tu imaginación te agredes a ti y a la otra persona; te haces daño y haces daño; te quedas por tu enganche e imposibilidad de irte.
El otro solo puede ser como es en ese momento y si elige pedir ayuda, acudir a un profesional, podrá aprender, mejorar para sí mismo, no por ti ni para ti, aunque repercutirá en todo lo que le rodea.
La dependencia enfermiza en los adultos hace que uno se quede en una relación real fantaseando en su cabeza con su relación ideal; o hace que un adulto no encuentre pareja, ya que nadie está a la altura, nadie es como su amad@ en la cabeza.
Es necesario elegir.
Puedes elegir una pareja real, un ser humano a quien conocer, respetar, con quién aprender, comunicarte, sentir emociones, tener dificultades y superarlas. Puedes elegir respetar a otro igual a ti, otro ser humano que desea, añora ser conocid@, vist@ y amad@.
¡Qué regalo tan hermoso para ti, para el otro, para los que os rodean y para la vida!
Para todos aquellos que quieren de todo corazón construir y nutrir una relación así, recuerda despedirte de tu fantasía, de la pareja idealizada, para apostar y comprometerte con un ser humano real e igual, al que tú eliges y que también te elije a ti.